Desde la fundación de su primer taller en 1927, la firma catalana ha enfocado sus esfuerzos en convertir una sandalia típica del entorno rural en un sofisticado producto intrínsecamente vinculado al diseño y la moda. Con su primer gran hito, la creación de la primera alpargata de cuña junto a Yves Saint Laurent en los años 70, la marca pasó a la historia para convertir a este humilde calzado en uno de los favoritos de las celebrities y la realeza de antaño y de hoy.

El afán viajero de Gerolamo 'Gimmo' Etro lo cambió todo para siempre. En un viaje a la India, el economista italiano descubrió el paisley, el estampado que se convertiría en la seña de identidad de la firma que llevaría su apellido. Concebida como una empresa familiar, la clave de su éxito ha sido mantenerse fiel a los orígenes del clan sin renunciar a la internalización. Ahora este reto está en manos de Marco de Vincenzo, el primer director creativo que no tiene Etro como apellido, pero que pondrá la herencia de la firma al servicio del futuro.

Salvatore Ferragamo dejó atrás Italia para emprender su nuevo camino (y negocio) en Estados Unidos. En 1914 decidió no quedarse en Nueva York y abrir su taller de reparación y fabricación de calzado en Hollywood; el resto es historia de la moda. De la sandalia arcoíris a los tacones jaula o al uso de la rafia y el nylon como materiales. Cada uno de sus insólitos diseños le hicieron ganar el apodo de “el zapatero de los sueños” y se convirtieron en iconos que sirven aún de inspiración a los actuales maestros.

Con el rock en la sangre, el arte por inspiración y la libertad como leitmotiv, la marca francesa es la reina del effortless chic. La firma no juzga ni categoriza, al contrario, permite expresar la personalidad singular de quienes visten sus piezas, y así lo demuestra su concepción de marca: el estilo es a la vez femenino, masculino y unisex. Al igual que el filósofo Voltaire se liberó de los dogmas de su tiempo, Zadig&Voltaire hace lo propio con los de nuestros días.